miércoles, 2 de mayo de 2018

COMPLEJO DE EDIPO


¿Qué es el complejo de Edipo?
Es un conjunto de sentimientos y pulsiones contradictorias que aparecen en los niños de entre 3 y 5 años. Descrito por Freud y sus discípulos de forma detallada, el complejo de Edipo en el varón se puede resumir de la siguiente manera: experimenta un deseo de posesión de la madre, y, por tanto, de eliminación del padre, con el que sin embargo existe una tendencia a la identificación. Es una mezcla de odio y de admiración. El miedo a ser castigado por estos deseos se expresa por el temor a perder el pene: es la angustia de la castración.
En la niña, el esquema es simétrico, aunque alfo más complejo. Siente el deseo de posesión del padre y un rechazo por la madre, con la que, no obstante, se identifica. Además, se suele añadir un deseo de poseer pene: la envidia del pene.
El Complejo de Edipo puede entenderse como la representación inconsciente en la que se expresa el deseo sexual o amoroso del niño.


¿Cómo aparece el complejo de Edipo?
Es la tercera de las fases o etapas del desarrollo escritas por Freud.
·         La primera, durante el primer año de vida, es la fase oral. La boca es la zona erógena primaria, con la que se obtiene la satisfacción de los instintos: el placer de mamar, posteriormente, la succión del pulgar y, en algunos casos, el gusto por morder después de los seis meses.
·         La segunda es la fase anal, que se prolonga durante los dos años siguientes. El placer proviene de las sensaciones relacionadas con retener y expulsar las heces. El niño utiliza el control o el rechazo a controlar los esfínteres para contentar, o sobre todo, oponerse al adulto, de aquí viene el nombre de sádico-anal con que a veces se describe.
·         La tercera fase es la Fálica: los órganos genitales se convierten en la zona erógena principal. Abarca el cuarto y quinto año de vida y se corresponde con el período en el que aparece el complejo de Edipo.

¿Cómo se traduce el Complejo de Edipo?
La fase preedípica:
En la fase preedípica, el niño descubre su propio sexo y con ello la diferencia con el otro.
La niña pequeña descubre la ausencia de pene con respecto a los niños y manifiesta su desconcierto. Los padres, y en este caso sobre todo la madre, deben explicarle la normalidad de su estado y la similitud con el resto de las niñas y de las mujeres.
El niño, por su parte, descubre que posee pene y lo manipula con gran placer por simple juego. Cuando se da cuenta de que las niñas no tienen pene, se siente revalorizado y se exhibe, tanto por orgullo como para buscar una respuesta a las sensaciones que experimenta, en especial cuando tiene erecciones, que empiezan desde esa temprana edad.
La angustia de la castración, de la pérdida de ese atributo tan valorizado con respecto al sexo opuesto, llega en seguida a su apogeo.

 La fase edípica:
El complejo de Edipo se manifiesta a través del lenguaje, los comportamientos y los sueños.
El niño pequeño desea durante este periodo “casarse con mamá,” multiplica las declaraciones de amor, los gestos de ternura y los detalles emotivos. La presencia de papá es algo molesta, pero el problema se resuelve con un “cuando ya no esté aquí” o “cuando esté muerto,” pensamientos que se integran a veces o de comportamiento. Sin embargo, es necesario parecerse a él para poder arrebatarle el sitio, y la imitación, mezclada con un efecto a pesar de todo real, equilibra la relación padre-hijo.
La niña sigue un camino simétrico y su sueño de tener un hijo con el padre se expresa con palabras muy similares: “cuando sea mayor, me casaré con papá,” “tendremos hijos guapos.”

¿Cómo evoluciona el Complejo de Edipo?
Existen tres fenómenos principales que van a desembocar poco a poco en la solución, o la ocultación en el inconsciente, del complejo de Edipo.
El primero es el amor entre los padres, que constituye un obstáculo, una realidad insuperable.
La estructura familiar parece fijada por una ley que se impone al niño.
El segundo es el tabú del incesto, claramente expresado por los padres, pero también por el conjunto de la sociedad: un niño no se casará nunca con su padre o con su madre.
Existen miles de señales que llegan hasta el niño, y que él sabe captar, para imponer esta regla universal.
El tercero es la socialización, principalmente a través del colegio, aunque también de las distintas actividades deportivas, culturales, etc. Al integrarse en un grupo de compañeros de su edad, el niño escapa poco a poco del triángulo familiar.
La consecuencia es una formidable liberación de energía que el niño va a utilizar para descubrir el mundo que lo rodea y afirmar su personalidad fuera del hogar, al mismo tiempo que disminuyen sus demostraciones de efecto filial.

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