¿Qué es el complejo
de Edipo?
Es un conjunto de
sentimientos y pulsiones contradictorias que aparecen en los niños de entre 3 y
5 años. Descrito por Freud y sus discípulos de forma detallada, el complejo de
Edipo en el varón se puede resumir de la siguiente manera: experimenta un deseo
de posesión de la madre, y, por tanto, de eliminación del padre, con el que sin
embargo existe una tendencia a la identificación. Es una mezcla de odio y de
admiración. El miedo a ser castigado por estos deseos se expresa por el temor a
perder el pene: es la angustia de la castración.
En la niña, el
esquema es simétrico, aunque alfo más complejo. Siente el deseo de posesión del
padre y un rechazo por la madre, con la que, no obstante, se identifica.
Además, se suele añadir un deseo de poseer pene: la envidia del pene.
El Complejo de Edipo
puede entenderse como la representación inconsciente en la que se expresa el
deseo sexual o amoroso del niño.
¿Cómo aparece el
complejo de Edipo?
Es la tercera de las
fases o etapas del desarrollo escritas por Freud.
· La primera, durante el primer año de
vida, es la fase oral. La boca es la zona erógena primaria, con la que se
obtiene la satisfacción de los instintos: el placer de mamar, posteriormente,
la succión del pulgar y, en algunos casos, el gusto por morder después de los
seis meses.
· La segunda es la fase anal, que se
prolonga durante los dos años siguientes. El placer proviene de las sensaciones
relacionadas con retener y expulsar las heces. El niño utiliza el control o el
rechazo a controlar los esfínteres para contentar, o sobre todo, oponerse al
adulto, de aquí viene el nombre de sádico-anal con que a veces se describe.
· La tercera fase es la Fálica: los
órganos genitales se convierten en la zona erógena principal. Abarca el cuarto
y quinto año de vida y se corresponde con el período en el que aparece el
complejo de Edipo.
¿Cómo se traduce el
Complejo de Edipo?
La fase preedípica:
En la fase
preedípica, el niño descubre su propio sexo y con ello la diferencia con el
otro.
La niña pequeña
descubre la ausencia de pene con respecto a los niños y manifiesta su
desconcierto. Los padres, y en este caso sobre todo la madre, deben explicarle
la normalidad de su estado y la similitud con el resto de las niñas y de las
mujeres.
El niño, por su
parte, descubre que posee pene y lo manipula con gran placer por simple juego.
Cuando se da cuenta de que las niñas no tienen pene, se siente revalorizado y
se exhibe, tanto por orgullo como para buscar una respuesta a las sensaciones
que experimenta, en especial cuando tiene erecciones, que empiezan desde esa
temprana edad.
La angustia de la
castración, de la pérdida de ese atributo tan valorizado con respecto al sexo
opuesto, llega en seguida a su apogeo.
La fase edípica:
El complejo de Edipo
se manifiesta a través del lenguaje, los comportamientos y los sueños.
El niño pequeño desea
durante este periodo “casarse con mamá,” multiplica las declaraciones de amor,
los gestos de ternura y los detalles emotivos. La presencia de papá es algo
molesta, pero el problema se resuelve con un “cuando ya no esté aquí” o “cuando
esté muerto,” pensamientos que se integran a veces o de comportamiento. Sin
embargo, es necesario parecerse a él para poder arrebatarle el sitio, y la
imitación, mezclada con un efecto a pesar de todo real, equilibra la relación
padre-hijo.
La niña sigue un
camino simétrico y su sueño de tener un hijo con el padre se expresa con
palabras muy similares: “cuando sea mayor, me casaré con papá,” “tendremos
hijos guapos.”
¿Cómo evoluciona el
Complejo de Edipo?
Existen tres
fenómenos principales que van a desembocar poco a poco en la solución, o la
ocultación en el inconsciente, del complejo de Edipo.
El primero es el amor
entre los padres, que constituye un obstáculo, una realidad insuperable.
La estructura
familiar parece fijada por una ley que se impone al niño.
El segundo es el tabú
del incesto, claramente expresado por los padres, pero también por el conjunto
de la sociedad: un niño no se casará nunca con su padre o con su madre.
Existen miles de
señales que llegan hasta el niño, y que él sabe captar, para imponer esta regla
universal.
El tercero es la
socialización, principalmente a través del colegio, aunque también de las
distintas actividades deportivas, culturales, etc. Al integrarse en un grupo de
compañeros de su edad, el niño escapa poco a poco del triángulo familiar.
La consecuencia es
una formidable liberación de energía que el niño va a utilizar para descubrir
el mundo que lo rodea y afirmar su personalidad fuera del hogar, al mismo
tiempo que disminuyen sus demostraciones de efecto filial.
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